esta ciudad está llena de esos animales. son nuestros animales típicos, de los que se ven y de los que no se ven. y los animales típicos se mueren, los que se ven y los que no se ven.
era rugosa y aterciopelada, tenía el tamaño y la superficie de un durazno, y poseía un extraño comportamiento refractario: ignoraba la mugrienta iluminación del foco que pendía del cielo raso, mientras brillaba con un tenue rayo de luz que entraba por la claraboya
alguien me dijo que los astrónomos saben un montón de matemática y física: materias que, clavado, iban a marzo todos los años. entonces dije que iba a ser profesor de gimnasia o bañero, pero las estrellas me siguieron gustando y el puñado que se ve por casa me alcanzaba. mercedes, para mí, fue la vía láctea
valentina me pidió que manejase y se armó un porro. empezamos a fumar y ella se puso a hablar de la madre, de que si estuviera su mamá todo sería muy distinto: no tendríamos que hacer lo del secuestro ni nada de eso. nunca le había preguntado sobre la muerte de su mamá, y no me pareció que ese fuera el momento
según telefónica vivo en un barrio que es “zona roja comercial” porque siempre se roban los cables. así que no puedo ponerme internet. ni me importa, tengo un pen drive. y a un par de cuadras de casa está el cyber del laucha que siempre se copa y me da la máquina trece, que está bien al fondo y hay una columna que tapa el monitor. así puedo estar tranquilo para bajarme cosas de jada
estaba todo negro, negro absoluto. no había autos, y los pocos transeúntes que pasaban lo hacían corriendo a las picadas, desesperados. había un olor raro, como si faltase el oxígeno. me asusté. fui a llamar a mi familia y nada, el teléfono muerto
Juan Manuel Strassburger | El secreto
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desde la semana pasada, cuando nico le dijo que no a damián, las cosas ya no son como antes. seguimos jugando y todo, pero ahora, cuando nos acercamos y le preguntamos a rocío ¿venís? ¿no querés jugar?, ella mira a un costado y no dice nada. dale, ro, como antes, le digo. pero se sienta a un costado y dice hoy no, martín, por ahí mañana
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